Criando un Sistema Solar: Guía para madres y padres (I)
- Perdita Moon
- 10 jun 2022
- 4 Min. de lectura
Ser madre o padre de un sistema de planetas, asteroides y cometas puede ser agotador... pero también muy satisfactorio. Aquí tenéis algunos consejos para mantener la armonía familiar.

Representación artística de un Sistema Solar en formación. Crédito: NASA
Nadie dijo que ser una estrella era sencillo... Para empezar, tienes que controlar todo el hidrógeno en el núcleo, con cuidado de no gastarlo demasiado deprisa o demasiado despacio si quieres ganar en la eterna lucha contra la gravedad. Pero si además tienes un sistema solar, las cosas se complican todavía más. Mantener la paz entre toda tu prole puede ser extenuante.
A pesar de todo, criar una familia puede ser también muy satisfactorio... ¡A fin de cuentas, eres el centro de la vida de tus descendientes! Sol, una estrella con familia numerosa, nos revela sus secretos para una feliz vida en común.
Consejo #1: Pon orden desde el primer momento
La creación de un sistema solar es caótico por necesidad. No se puede predecir donde se va a acumular el polvo para formar grumos de tamaño creciente. Los planetas recién nacidos tienden a ser prepotentes, abriendo caminos en el disco protoplanetario a medida que crecen, apabullando a los cuerpos más pequeños. Los choques son inevitables, incluso entre objetos relativamente grandes (de unos pocos kilómetros de anchura, o incluso más). "Al principio hubo muchos conflictos, con encontronazos continuos", recuerda Sol. "Urano, uno de mis hijos terminó tumbado en su plano orbital y ya nunca se recuperó. Y mi hija Venus sigue girando cabeza abajo."
A fin de evitar disputas tanto como sea posible, es muy importante tomar el control desde el momento en que se forman los primeros cuerpos. No esperes a que se disperse la nebulosa.: Tan pronto como aparezcan los primeros planetas, empieza a organizarlos, lo mismo que sus hermanos y hermanas menores. "Hay quien prefiere esperar a que las cosas se asienten por sí mismas", comenta el experto. "Sin embargo, a mí no me gusta este enfoque, porque si hay mucho desorden, al final es más difícil acostumbrarse a la nueva estructura."

Es importante limpiar y organizar las cosas desde el principio. En la imagen, una representación artística de un disco con un hueco creado por un planeta recién nacido. Crédito: ESO
Por supuesto, la distribución es diferente en el caso de una familia monoparental o multiparental. "Al no tener compañera, yo simplemente mantengo a todos mis vástagos a mi alrededor", explica Sol. "Pero si hay más estrellas en la familia, puedes considerar otras opciones. Mis vecinas, las Alfa Centauri, son un sistema triple, y han decidido poner todos sus planetas al cuidado de una de ellas, Próxima. También he conocido parejas que prefieren tener su familia rodeando a ambas. Nada está grabado en piedra."
Según nuestro experto, lo aconsejable es tener esta organización prácticamente completa en los primeros cientos de miles de años. "Me llevó algún tiempo encontrar un sistema que funcionara, pero gracias a ello hemos vivido sin grandes sobresaltos durante cuatro mil millones de años."
Consejo #2: Mantén los planetas rocosos cerca, y guarda la distancia con los planetas gigantes
Sol tiene sus planetas rocosos en órbitas más pequeñas que sus planetas gigantes. "Los pequeños necesitan más atención y, además, para los grandes puede ser perjudicial estar demasiado cerca", explica. "Para crecer adecuadamente, los planetas gigantes deben permanecer detrás de la línea de nieve." Se refiere a la distancia a la cual los hielos volátiles se mantienen sólidos; sin ellos, los planetas gigantes no podrían aumentar hasta el tamaño necesario para retener el hidrógeno y helio en torno a su núcleo sólido.
Ahora bien, una vez formados, puedes permitir que los planetas migren, cambiando de órbita. "En realidad, mis hijos mayores nacieron mucho más lejos. Se movieron hacia adentro más tarde, cuando ya habían terminado de crecer", nos dice. "Por supuesto, hizo falta un reajuste de toda la familia, pero nada tan dramático como podría haber sucedido en el caso de haberse criado más cerca de mí." En cualquier caso, Sol advierte que los planetas gigantes no pueden acercarse demasiado, por su bien y el de su progenitora. Tiene en mente casos como el de su amiga HD 189733, cuyo planeta se encuentra tan próximo que se ha hinchado a causa de la gravedad, y corre el riesgo de evaporarse por completo. "La propia HD 189733 está afectada de intensas fulguraciones, lo que sospecha que está causado también por la interacción con su hijo, aunque no se ha podido probar."

Mantener el orden ayuda a mantener la armonía: planetas rocosos en órbitas internas, planetas gigantes en órbitas externas, asteroides y planetas enanos agrupados en cinturones y cometas en nubes. Crédito: Encyclopedia Britannica
Consejo #3: Agrupa los cuerpos menores
Los cuerpos menores (planetas enanos, asteroides y cometas) suelen llevarse la peor parte en caso de conflicto, por lo que es aconsejable mantenerlos separados de los mayores. Sol ha agrupado la mayoría de asteroides (y también los planetas enanos) en dos cinturones. "Así puedo tenerlos vigilados", dice. "Y los hermanos y hermanas mayores pueden echarme una mano con ellos."
Esto no significa que todos estén contentos con el arreglo. "Siempre hay rebeldes", suspira Sol. "Yo mismo tengo un grupo de asteroides que no puedo perder de vista. Son una auténtica fuente de problemas." Por ejemplo, nos relata la historia de cómo uno de ellos dio un golpe a la Tierra, causando una extinción masiva. "Se hacen llamar NEOs. Dicen que significa "objetos próximos a la Tierra" en inglés, pero a mí me parece que en realidad eligieron ese nombre a causa de la película Matrix."
Los cometas resultan aún más difíciles de controlar. "Son pequeños y vulnerables, pero también sociables y curiosos", explica nuestra estrella. "He conseguido que la mayoría se queden en dos nubes, la más grande envolviendo todo nuestro sistema. Aún así, de vez en cuando, alguno quiere venir a contarme cómo les va." Una visita no exenta de riesgos, por lo que se ve. "No puedo olvidar cómo mi pequeño Shoemaker-Levy 9 cayó dentro de mi hijo mayor, Júpiter." La voz de Sol se quiebra por la emoción al recordar el trágico episodio. Y ése no ha sido el único incidente traumático. Sol admite haber perdido muchos cometas que se han aproximado demasiado a él a lo largo de los milenios. "He intentado explicarles la gravedad del asunto, pero simplemente no escuchan."

Impacto del cometa Shoemaker-Levy 9 (izquierda) con Júpiter, observado en luz infrarroja. El cuerpo en la parte superior derecha es Io, una luna de Júpiter. Crédito: Max Planck Institut für Astronomie
Una vez conseguida una buena organización, podemos gestionar los pequeños conflictos que vayan apareciendo. Hablaremos de ello en la próxima entrada.
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